Manos que crean, manos que se cuidan...

Manos que crean, manos que se cuidan...

¡Bienvenido a un nuevo artículo del blog!

Hoy quiero hablarte desde la experiencia, pero también desde el cuidado. A veces, en el entusiasmo de crear, olvidamos algo esencial: nuestras manos. Es fácil dejarnos llevar por la inspiración y no prestar atención a lo que nuestro cuerpo nos dice. Pero… ¿qué pasa cuando esa inspiración comienza a doler? En este espacio, te comparto lo que he vivido y aprendido sobre cómo proteger nuestras herramientas más valiosas: las manos.

Cuando comencé en el mundo de la artesanía, jamás imaginé cuánto esfuerzo físico implicaría. Horas pintando, tejiendo, cortando, sosteniendo galones de aceites… y todo con las manos. Al principio lo hacía sin pensar, como muchos: sin pausas, sin ejercicios, sin protección. Pero con el tiempo, empecé a notar molestias. Un leve hormigueo, luego dolor, y finalmente un adormecimiento que me obligó a detenerme. Fue entonces cuando entendí algo importante: nuestro cuerpo también es herramienta de trabajo, y hay que cuidarlo.

Las manos son nuestras aliadas silenciosas. Están ahí para todo: sostener una aguja, mezclar aceites esenciales, amarrar un nudo perfecto o dar los últimos toques a una pieza tejida. Pero el uso repetitivo y la mala postura pueden pasar factura. Condiciones como el túnel carpiano, tendinitis o incluso fatiga muscular son comunes en el mundo creativo. Yo lo aprendí a la mala, pero tú no tienes que pasar por lo mismo. Escuchar al cuerpo a tiempo puede marcar la diferencia entre seguir creando con pasión o tener que parar por dolor.

Por eso quiero compartirte algunos cuidados que me han ayudado. Lo primero: hacer pausas activas cada quince (15) minutos o media hora, mover las muñecas en círculos, estirarlas hacia adelante y hacia atrás. También uso una almohadilla para apoyar los brazos cuando tejo y una muñequera suave cuando paso muchas horas trabajando. Si trabajas con calor (como velas, jabones o herramientas calientes), protege tu piel con guantes adecuados. Y si eres como yo, que a veces olvida beber agua por estar concentrada, pon una alarma: ¡hidratarse también es parte del cuidado!

Además del aspecto físico, cuidar nuestras manos es un acto de respeto a nuestro oficio. Son las que llevan nuestras ideas al mundo tangible. En mi caso, he aprendido a combinar la disciplina del autocuidado con la pasión de crear. Y te digo con honestidad: cuando tus manos están bien, tu arte también lo está. No subestimes el poder de detenerte un momento, estirarte, respirar y volver con más claridad.

Este camino artesanal es hermoso, pero también exigente. Por eso, si estás empezando o llevas años creando, te invito a hacer de tu bienestar parte de tu proceso creativo. Cuida tus manos, tu postura, tu energía. Porque al final, no solo vendemos productos hechos a mano, sino parte de nosotros mismos. Y eso, definitivamente, merece cuidado.

Gracias por leerme. Si este artículo te fue útil o te sentiste identificado con mi experiencia, me encantaría leerte en los comentarios. ¿Qué haces tú para cuidar tus manos? ¿Has sentido molestias parecidas? ¡Conversemos abajo!

Regresar al blog

2 comentarios

Muy cierto, hay que pensar que cada parte de nuestro cuerpo es esencial y necesita un cuidado especial y particular en cada uno de ellos.
Entiendo y comparto tu postura en cuanto a las manos porque lo vivo cada día; hay que cuidarnos!!!

Sharon Pérez Aguirre

Es muy cierto que debemos cuidar nuestras manos. Calentar y estirarlas antes de empezar a crear. También encuentro útil el usar timers como recordatorio para tomar una pausa. ¡Siempre maravillada con tus creaciones! ¡Éxito! 💕

Diandra

Deja un comentario